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Respiración y Relajación. Práctica.

  • Foto del escritor: Silvana T. D'Agostino
    Silvana T. D'Agostino
  • 15 ene 2017
  • 2 Min. de lectura

Es esta una práctica para ampliar el concepto de “alargar la exhalación respecto de la inhalación”, al que hicimos referencia en el artículo “Respiración y Relajación”.

Para esto, nos vamos a sentar cómodamente con la cabeza, el cuello y el tronco alineados.

Soltando toda tensión innecesaria en nuestro cuerpo, comenzamos a centrarnos en la respiración a medida que pasa a través de las fosas nasales.

Conectándonos con el contacto fresco de la inhalación y con el contacto cálido de la exhalación.

Después de unas cuantas respiraciones, colocamos una mano sobre el abdomen y una en el pecho, para comprobar si nuestro pecho se está moviendo.

Si es así, relajamos la caja torácica y nos centramos en la respiración diafragmática durante varios minutos.(ver artículo “El Diafragma y La Respiración Diafragmática)

Una vez que logramos respirar diafragmáticamente, comenzamos a contar mentalmente la duración de la inhalación y la exhalación, para luego intentar dejar que ambas sean de la misma longitud.

Permitiendo que la respiración fluya tranquilamente sin ningún esfuerzo a través de las fosas nasales, con la actitud de disfrutar de la tranquilidad creada por esta práctica de la conciencia de la respiración, y permitiendo que nuestra mente se asiente, se fije en la experiencia de contar.

Cuando estemos listos, empezaremos a profundizar cada exhalación contrayendo los músculos abdominales, para ayudar a sacar el aire de los pulmones.

Haciendo luego la próxima inhalación de manera lenta, y suavemente soltando (no del todo) los músculos contraídos, dejando que inhalación sea un poco más corta que la anterior y poco a poco ajustar la respiración para conseguir una proporción de 2 a 1, es decir que, la exhalación sea en el doble de tiempo que la inhalación.

Es importante en esta práctica ser conscientes de nuestra capacidad.

Si extendemos la exhalación más allá de lo que nuestra capacidad nos permite, nuestro cuerpo entraría en “modo de supervivencia” y por reflejo la siguiente inhalación lejos de ser tranquila, natural, será abrupta por la necesidad de tomar aire, lo cual a su vez alteraría la siguiente exhalación para compensar.

Entonces una forma de prevenir la exageración, el sobrepasar nuestra capacidad, ser centrarnos en la creación de una transición natural, sin sobresaltos, entre nuestra inspiración y nuestra exhalación.

Lo cual significará que no necesariamente podamos lograr y/o mantener la relación en el ritmo respiratorio (la exhalación en el doble de tiempo que la inhalación), entonces nos conformaremos por el momento, con respetar nuestras posibilidades.

Cuando practicamos adecuadamente el ritmo, 2 (exhalación) a 1(inhalación), donde la exhalación es del doble de tiempo que la inhalación, la respiración se calma y nutre a nuestro sistema nervioso, además de eliminar residuos volátiles de los pulmones.

Es también una forma eficaz para preparar el cuerpo, la respiración y la mente para la meditación.

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