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La Meditación desde la perspectiva del Yoga

  • Foto del escritor: Silvana T. D'Agostino
    Silvana T. D'Agostino
  • 8 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

De acuerdo con la tradición del yoga, nuestra mente tiende a fluctuar entre los estados de atención y distracción.

Es este un patrón normal cuando diferentes pensamientos van y vienen, sosteniendo nuestra atención por un rato y luego cambiamos y atendemos otra cosa.

Hay muchas "cosas" en nuestra vida cotidiana y nuestros pensamientos siguen esos temas recurrentes.

Percibimos la realidad externa a través de nuestros sentidos y luego filtramos a través de nuestra mente.

Debido al filtro rara vez percibimos un objeto externo tal como es, debido a una amplia gama de asociaciones, recuerdos, proyecciones ...

Percibimos nuestra realidad interna a través del sentido de interocepción, que incluye el conocimiento de nuestras funciones corporales, como la respiración o el latido del corazón y el proceso de pensamiento en sí.

Esas percepciones internas se filtran a través de nuestra mente condicionada.

Según el criterio del yoga respecto de la meditación, tanto un objeto interno como externo puede llegar a ser un objeto de meditación y que en un principio nos sirve para la formación de nuestro enfoque y la enseñanza de que somos capaces de concentrarnos en una cosa durante un período prolongado de tiempo .

Más adelante podemos utilizar la meditación para comenzar a diferenciar entre el objeto en sí mismo y nuestros prejuicios alrededor del objeto, y eventualmente cuestionar las ideas preconcebidas.

Podemos distinguir tres estadíos en el proceso.

Dharana (concentración), significa ser capaz de mantener la atención en un objeto, para progresivamente poder sostenerla por períodos de tiempo cada vez más largos, sin distracción. Por ejemplo, podemos mantener nuestra atención en la luz de una vela, o el ritmo de nuestra respiración.

Dhyana (meditación), se produce cuando comienza a haber una relación entre la mente y el objeto de la atención.

Samadhi, estado en el cual la relación entre el objeto y la mente se vuelve muy cercana, como si se hubieran fusionado.

En ese momento la mente comienza a desprenderse de su acondicionamiento y el objeto brilla como es.

En esa instancia entonces, en lugar de estar “empañada” por nuestro bagaje, la mente se vuelve como un cristal transparente capaz de reflejar el objeto percibido, el instrumento de la percepción (la mente) y el proceso de la percepción.

Al llegar a esa etapa, ya no estamos a merced de nuestros prejuicios y somos capaces de ver lo que es como es y a nosotros mismos por lo que somos.

Podemos decir entonces que la meditación se trata de purificar esos filtros ?

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