La Respiración, su aspecto esotérico
- Silvana T. D'Agostino
- 7 ene 2017
- 2 Min. de lectura
En el Yoga, con la palabra "Prana" se designa a un principio universal, que es el principio activo de la vida.
Es esta fuerza vital, la esencia de todo movimiento, de toda fuerza o de toda energía, y se manifiesta desde la forma más elemental de la vida vegetal, hasta la más elevada de la vida animal distinguiéndolas así de las formas inanimadas.
Este principio existe en todas las formas de materia, pero no es materia.
Está en el aire pero no es aire, no es ninguno de sus elementos químicos.
Es tomado por el sistema conjuntamente con el oxígeno, pero no es el oxígeno.
El oxígeno del aire juega un papel importante en el sostén de la vida animal y el carbono desempeña una función similar en la vida vegetal, pero este principio tiene una función propia y distinta en las manifestaciones de la vida.
Tiene su estado más libre en el aire y lo sacamos de él más fácilmente que de cualquiera otra. En la respiración habitual absorbemos una cantidad de energía, pero por la respiración controlada nos ponemos en condiciones de extraer una cantidad mayor que se concentrará en el cerebro y centros nerviosos.
El oxígeno del aire, es asimilado por la sangre y utilizado por el sistema circulatorio.
La energía vital del aire, es asimilada por el sistema nervioso y utilizado para su función.
Y así como la sangre oxigenada circula por todo el organismo y cuida de su construcción y reparación, así también la energía circula por todas las partes del sistema nervioso generando fuerza y vitalidad.
Podemos representarnos a la energía como el principio activo de lo que llamamos vitalidad, para formarnos una idea mucho más clara del papel importante que desempeña en nuestra vida. De la misma manera que el oxígeno de la sangre es consumido por las necesidades del sistema, la provisión de energía es agotada por nuestros pensamientos, voliciones, acciones, etc., y se hace necesario, entonces, una reposición constante. Cada pensamiento, cada movimiento de un músculo gasta una cierta cantidad de lo que llamamos fuerza nerviosa, la cual es una forma de energía vital. Para mover un músculo el cerebro envía un impulso a través de los nervios y el músculo se contrae, ocasionando un gasto de energía nerviosa proporcional al esfuerzo realizado.
Entonces si tenemos en cuenta que la mayor provisión de energía vital nos llega por medio del aire que respiramos, nos podrá resultar más fácil apreciar la importancia de la respiración.
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