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La importancia de La Respiración

  • Foto del escritor: Silvana T. D'Agostino
    Silvana T. D'Agostino
  • 6 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

Si nos observamos, podremos darnos cuenta de que nuestros hábitos de respiración no sólo reflejan el estado de nuestro ser, sino que también tienen un profundo efecto sobre él.

La forma en que respiramos influye en todo nuestro ser: en nuestros estados mentales y emocionales, en nuestro sistema nervioso, en el equilibrio hormonal, en nuestra tensión muscular y podemos así seguir enumerando todas las funciones del cuerpo y nuestra mente.

Parecería entonces que mediante la mejora de la calidad de nuestra respiración, podríamos mejorar sensiblemente la calidad de nuestras vidas.

Nuestra respiración habitual resulta ser un acto automático, impulsado por las necesidades metabólicas y como tal regido por nuestro sistema nervioso, y tal vez difícilmente en lo cotidiano le prestemos atención y observemos como es posible que:

-Nuestro diafragma tenga sus movimientos restringidos haciendo la respiración superficial, localizándola en el pecho. Lo que a su vez estimulará excesivamente el sistema nervioso simpático dando lugar a los síntomas fisiológicos del estrés y los sentimientos de ansiedad. Generándose en definitiva un círculo vicioso que nos mantendrá encerrados en nuestras preocupaciones y pensamientos de ansiedad.

-Nuestra respiración sea ruidosa lo que nos podría indicar que a lo mejor los conductos nasales están obstruidos .

-Haya alteraciones en el ritmo respiratorio, con pausas marcadas al final de la inhalación y/o la exhalación .

Lo cual de por sí no está mal, en la práctica de Yoga se realizan retenciones de aire, pero esas técnicas son eficaces y seguras sólo si hay un patrón uniforme de respiración, si la respiración saludable ha sido dominada.

Esto significa que debemos perfeccionar el flujo constante, ininterrumpido de inhalación y exhalación.

Debemos crear transiciones suaves y continuas de una respiración a otra.

Cualquiera de estas situaciones, de estos patrones, pueden perturbar a nuestros pulmones, corazón, sistema nervioso.

Una respiración diafragmática, suave, rítmica, por la nariz sería el patrón de respiración óptimo desde el punto de vista tanto de la salud, como de la práctica espiritual. (Obviamente no estamos hablando acá de situaciones particulares, como por ejemplo la práctica de un deporte, o actividades extremas, donde obviamente la exigencia demandará otras características en nuestra respiración).

Cuando se interrumpe el flujo de la respiración, la concentración se rompe y el flujo de la conciencia comienza a dar saltos.

Suavizar las transiciones entre respiración y respiración trae una sensación de que la respiración se realiza sin esfuerzo, al tiempo que se relaja el sistema nervioso y la mente, provocando que la concentración se profundice y la mente descanse.

Esta respiración calma, contínua que aleja la agitación mental, despierta un proceso de auto-observación interior reduciendo las distracciones, que de otro modo podrían perturbar un enfoque meditativo.

Para alcanzar el estado de Yoga, estado de cesación de las fluctuaciones mentales, será imprescindible lograr una mente clara y tranquila para facilitar la concentración que devendrá en estado meditativo.

Si por el contrario, la mente ininterrumpidamente elabora pensamientos que inevitablemente nos distraen se generan ondas no sólo en la mente, sino también en nuestra respiración. Y que sostenidas en el tiempo generaran estados y hábitos no saludables, como por ejemplo pueden ser:

la reducción de la capacidad pulmonar, el compromiso del movimiento diafragmático, la afectación de la composición de nuestra sangre ( se reduce la entrada de oxígeno y la eliminación de dióxido de carbono), la debilitación de nuestro sistema inmunitario, la afectación de nuestra vitalidad y resistencia, …

El resultado será un cuerpo desnutrido que no podrá soportar la función de la mente, la cual se volverá perturbada y distraída.

La energía vital, que nos da vida y que caracteriza a toda forma animada, junto a la materia conforman nuestros cuerpos.

Y esa misma energía, más el proceso de pensamiento dará por resultado nuestra mente.

Es la energía vital que nos anima, la que mantiene la unión, la integración de nuestro cuerpo y nuestra mente.

La respiración que es el puente entre nuestro cuerpo y nuestra mente, es la manifestación tangible de nuestra energía vital.

En el Yoga, la respiración desempeña un papel fundamental en todos los aspectos de la práctica, desde la ejecución de asanas hasta la meditación.

Tal vez entonces, antes de realizar algún intento por “controlar” nuestra respiración deberíamos comenzar por “tomar conciencia” de nuestra respiración.

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