Meditación, ampliando su concepto
- Silvana T. D'Agostino
- 24 oct 2016
- 2 Min. de lectura
A través de nuestra mente pensamos y sabido es por nosotros que cualquier proceso de pensamiento, es una cadena variada e interminable de ellos, siendo muy probable ser arrastrado por ellos.
Meditar no significa eliminar los pensamientos, meditar es un estado que puede suceder o no como consecuencia de la interiorización, la atención y concentración de nuestra mente, significa en definitiva desarrollar la habilidad de permanecer en silencio entre pensamientos.
Para ello habrá que crear un espacio entre nuestra mente y nosotros, para poder ver que nosotros no somos nuestra mente. Observando la ira, la envidia, el enojo, los celos, el miedo… de manera pacífica, sin juzgar, sin analizar, simplemente tomando conciencia de eso que vemos, de eso que aparece, sin luchar. Observando como si no hallan resistencia, se desvanecen.
La mente está concebida como cambiante, entonces deberé verme a mí mismo no en la ausencia de pensamiento sino a pesar de ellos, tal cual como soy, todo silencio.
Esto es meditación.
Nosotros siempre somos silencio, felicidad, plenitud, libertad y son los pensamientos los que van y vienen.
Debemos llegar a la comprensión de que existe en nuestro ser un núcleo esencial, un testigo de todo lo que pasa, donde encontramos paz, plenitud, descanso, refugio donde llevar a cabo nuestras actividades esencialmente espirituales.
Tenemos entonces que desarrollar una actitud contemplativa para poder familiarizarnos con nuestros hábitos mentales, empezando con lo que somos y con lo que tenemos, con la intención de rescatar a la mente, desinteresándonos de sus distracciones.
Sólo trascendiendo la identificación con nuestros cuerpos, nuestros sentidos y con nuestras mentes, comenzaremos a identificarnos con ese sujeto testigo. Comenzando a vislumbrar que no sólo esta nuestro cuerpo, que hay algo que lo anima, que estamos constituidos por diferentes estratos: corporal, emocional, mental, espiritual (aquí es donde reside ese testigo). Cada uno con su propia y específica actividad.
Habrá que ejercitar metódicamente la atención mental y cultivar armónicamente nuestra mente, para lograr suspender su actividad.
Para poder adueñarnos de nuestras emociones, pensamientos y actitudes tendremos que diferenciarnos de ellos.
No vernos como sus autores, sino como que aparecen en el campo de nuestra conciencia. Sabiendo que el pensamiento no tiene existencia sin nosotros.
La meta será vivir la experiencia de ser testigos de todo lo que sucede en nuestras mentes, con la convicción de que no somos eso, sino que lo que habitualmente sucede es que nos identificamos con nuestros procesos mentales.
La agitación va y viene, los pensamientos que parecen destruir el silencio van y vienen, pero el silencio es algo que siempre permanece, antes, durante y después de la agitación.
Cuando estemos libres de la identificación con nuestros pensamiento,s nos estableceremos en nuestro propio ser, en nuestra esencia. Eso es Yoga.
Comentarios