Relajación
- Silvana T. D'Agostino
- 21 ago 2016
- 2 Min. de lectura
Dice un antiguo texto médico chino:
“Cuando uno está completamente tranquilo, liberado del deseo y de la ambición, pone en orden la energía auténtica y mantiene su mente concentrada. ¿Cómo va a invadir la enfermedad a ese ser?”.
Al hablar de relajación hacemos referencia a una profunda relajación conciente.
Siendo requisitos imprescindibles el mantener la debida atención mental, para poder dirigir el proceso y la quietud del cuerpo, para que tanto el sistema muscular como el nervioso, descansen.
La relajación es un estado que se puede alcanzar a través del aprendizaje de diferentes técnicas.
Aprendizaje que no sólo hace referencia a un trabajo intelectual, sino que se trata de un trabajo nuevo, el de aprender a comunicarnos con nuestro cuerpo y con nuestra mente.
Desde la mente indicaremos al cuerpo que debe relajarse, de allí la necesidad de mantenernos presentes, de no dormirnos, observando como el cuerpo en algún momento obedecerá las órdenes del pensamiento.
Podemos hablar de un entrenamiento en relajación, dado que es un estado que más fácilmente alcanzaremos cuanto más regular sea su práctica.
Y por supuesto, el tiempo que demande su aprendizaje, dependerá de cada persona (de lo tensa que esté, desde cuando lo está, de sus características personales …).
Se trata de una estado que nos permite experimentar la calma, el silencio y estar absolutamente conectados con nosotros mismos.
Las tensiones innecesarias que habitualmente sostenemos, no solamente nos llevan a padecer molestias, sino que también nos hacen consumir demasiada energía.
Gastamos mucha energía al mantener nuestros músculos en un estado constante de tensión, con una alta probabilidad de que ni siquiera nos demos cuenta de ello.
Pudiendo ser ésta la causa de la fatiga excesiva y la enfermedad (las migrañas, la tensión en el cuello o dolor en las articulaciones), cuando la energía que generamos la utilizamos en mantener los músculos constantemente activos o en estado de alerta, incluso durante el descanso.
A esto hay que sumarle una mente inundada con impresiones sensoriales, que está sobrecargada y por lo tanto se cansa con facilidad, las preocupaciones pueden llegar a consumir más energía que la tensión física.
Sin la relajación adecuada tanto el cuerpo como la mente estaran sobrecargados y no podrán funcionar correctamente.
Por tanto, la relajación diaria debería ser vista como una necesidad para mantenernos saludables.
La relajación para poder ser completa, deberá abarcar no sólo nuestro aspecto físico y mental, sino que también deberá contemplar nuestro aspecto espiritual, para poder darnos cuenta de que la felicidad, la paz, necesariamente deberá venir desde nuestro interior, para ser real. Mientras sigamos identificándonos con nuestro cuerpo y con nuestra mente, estaremos incompletos…
A través de las técnicas de relajación el yoga nos propone descansar los sentidos, para poder así restablecer esa conexión interna, ese retorno a nosotros mismos.
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