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Postura Conciente

  • Foto del escritor: Silvana T. D'Agostino
    Silvana T. D'Agostino
  • 1 ago 2016
  • 4 Min. de lectura

Puede resultar no muy fácil al inicio de la práctica de Yoga simplemente permanecer de pié erguido, con el enraizamiento en el suelo a través de los pies mientras se mantiene la columna vertebral alargada, el pecho abierto sin sobresalir las costillas inferiores, manteniendo activos los músculos de las piernas, levantando (sin tensar) el abdomen y relajando la mandíbula.

Es requisito primordial de la postura de pie (Tadasana, La Montaña) mantenerse erguido, pero respetando las curvas fisiológicas de la columna vertebral.

La situación ideal sería una columna con sus vertebras perfectamente alineadas con buen soporte de la musculatura profunda de la espalda.

La columna vertebral vista de lado presenta curvas fisiológicas cuya función es la de aumentar su resistencia y favorecer la estática del cuerpo, distribuyendo la transmisión de las fuerzas sobre ella.

Las curvas fisiológicas de la columna son, las lordosis cervical y lumbar (curvas cóncavas hacia atrás) y las cifosis dorsal y sacra (curvas cóncavas hacia adelante).

Pero en la realidad se pueden producir variadas alteraciones de esas curvas naturales, por ejemplo el aumento de la cifosis dorsal, la rectificación de la lordosis cervical y lumbar, el aumento de la lordosis lumbar, etc., contribuyendo estas situaciones particulares a padecer problemas en los músculos, las articulaciones y en los discos.

Hasta acá una parte del tema pués, no solamente se deben mantener las curvas fisiológicas de la columna sino también que toda la estructura ósea tiene que estar alineada verticalmente.

Esto significa que, cuando estamos de pié y nos vemos de lado, las orejas "deberían" estar sobre los hombros, los hombros sobre las caderas, las caderas sobre las rodillas y las rodillas sobre los tobillos.

Y cuando por alguna razón alguna parte del cuerpo se sale de la línea vertical, los músculos de soporte adyacentes sentirán la tensión provocándo una reacción en cadena a lo largo del cuerpo, tendiendo a restablecer de alguna manera el equilibrio.

Por ejemplo, si la cabeza se va hacia adelante hará que los músculos del cuello y de la espalda superior deban sostener su peso contra la fuerza de gravedad, generando tensión y dolor. Al mismo tiempo provocará un hundimiento del pecho y aumento de la cifosis dorsal (curvatura de la espalda) y así van a ir reaccionando las distintas partes del cuerpo para encontrar un nuevo equilibrio en esa nueva situación postural.


Podemos en este punto hacer 3 observaciones:

La necesidad de crear conciencia de nuestra postura y nuestros hábitos posturales.

Observarnos durante nuestras tareas habituales. por ejemploal estar sentados frente a la computadora, ahora mismo leyendo esto, hacer un recorrido prolijo del cuerpo desde los pies a la cabeza observando:

Cómo están los pies ¿ambos apoyan sobre el suelo? ¿apoya toda la planta, sólo una parte? ¿descargo peso parejo entre ambos?

¿Cómo está ubicada mi pelvis?

Observo mi columna ¿la siento alineada? ¿cómo están sus curvas?

¿Cómo siento mi abdomen?

¿Cómo está el pecho? Siento que esta postura me permite respirar libremente, movilizando los pulmones, el diafragma tanto como es necesario?

¿Dónde están ubicados mis hombros?¿Los brazos estan relajados, descargando el peso a través de las manos?

¿Cómo está la cabeza respecto del resto de la columna, alineada? o tal vez hacia un lado o hacia adelante o atrás?

Me observo … hago conciente mi postura sin emitir juicios. Simplmente me observo.


Incorporar a la práctica posturas simples para poder hacer regularmente sin esfuerzo, sin imposiciones, sin violentarme de manera alguna.


La necesidad de trasladar la conciencia postural que tengo durante la práctica, a lo cotidiano.

Podemos hacer una simple observación de las curvas de nuestra columna:

De pié, de espalda a una pared con los talones lo más cerca posible del zócalo, observar que partes de nuestro cuerpo contactan con la pared y que partes no lo hacen.

Algo cercano a lo fisiológico sería que las zonas de la cintura (lumbar) y del cuello (cervical) no deberían quedar en contacto con la pared, recordando que si bien existen “curvas fisiológicas naturales” hay cantidad de matices para cada uno de nosotros.

Es decir no existe “una buena postura” igual para todos, cada uno deberá tratar de observar lo que siente cuando está en lo que considera una “buena postura” y cuando está en “mala postura”, escuchando lo que nos dice nuestro cuerpo:¿ está a gusto?¿ se siente forzado?¿ puedo sostener en el tiempo de manera relajada esta postura?¿cual es mi estado de ánimo, que me provoca sostenerla? ¿cuál es mi nivel de energía? ...


En lo cotidiano, si permanecemos mucho tiempo sentados sin prestar atención a nuestra postura y sin hacer ningún trabajo corporal que contrarreste sus efectos, podrá ocurrir que adoptemos una postura encorvada donde los hombros se desplazan hacia adelante y hacia arriba en dirección a las orejas, que el pecho se hunda encorvándose la espalda.

También podremos contribuir a desajustes en la espalda baja y la pelvis, dado que perderán su longitud normal los músculos flexores de la cadera (articulación donde las piernas se unen al tronco) provocando una inclinación hacia delante de la pelvis al estar de pié que a su vez causará una excesiva curvatura en la zona lumbar, contribuyendo a la rigidéz crónica y dolor de la musculatura de la espalda. Además de poder llegar a comprimir las articulaciones que hay por detrás, entre las vértebras, a lo largo de toda la columna desgastando sus cartílagos, dado que su trabajo tiene que ver con la movilidad y no con el soporte de presiones.


En términos generales podemos decir que, habrá que estirar la musculatura acortada y fortalecer la débil para que el cuerpo poco a poco encuentre su camino hacia una alineación más equilibrada, sin intentar imposiciones forzadas que no sólo no podremos sostener en el tiempo, sino que además correremos el riesgo de lesionarnos.

Es importante destacar que no buscamos “la postura perfecta”, eso no existe, lo que sí buscamos es encontrar “la más saludable alineación posible” que nos permita sentirnos fuertes, seguros, estables y relajados en ella.

Con tiempo, paciencia y perseverancia a través de la práctica, lograremos una mejor alineación de la postura física, no sólo cuando estemos sentados o de pié, quietos o en movimiento, sino que también se hará extensiva “esa alineación” a otras áreas de nuestra vida.


Eso, es Yoga.

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