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Introducción a "Los 8 estadíos del Yoga Clásico".

  • Foto del escritor: Silvana T. D'Agostino
    Silvana T. D'Agostino
  • 9 feb 2017
  • 3 Min. de lectura

El Yoga es una disciplina que a través de sus técnicas nos permite evolucionar desde el exterior hacia el núcleo de nuestro ser, integrando de manera armoniosa las funciones de nuestro cuerpo, consciencia y sí-mismo individual.

Estas tres entidades habitualmente actúan en nosotros de manera disociada, siempre volcadas hacia afuera en busca de placer, siempre identificadas con los sentidos, lo que a la larga nos conduce al sufrimiento.

El Yoga nos puede ayudar a llevar una vida más natural y a experimentar la divinidad dentro de nosotros mismos, a través de un proceso del estado del ser. Desde un estado de conciencia alterada y compleja, a un estado sereno y simple, con menos estrés, con menos tensión.

Nos propone, utilizar nuestro cuerpo como laboratorio y valiéndonos de sus técnicas, disciplinar nuestra voluntad, nuestra consciencia (mente, inteligencia y ego), nuestros sentidos de percepción, nuestros órganos de acción y nuestro propio cuerpo, todos ellos vehículos de nuestro ser interior.

En el Yoga la disciplina y la libertad van de la mano.

A partir de la disciplina es que nos podemos liberar.

El sistema de Yoga Clásico consiste en 8 estadíos progresivos que son:

1. Yamas, que hacen referencia a normas proscriptivas, a 5 faltas de conducta que se deberán evitar, tanto a nivel de los pensamientos como de las acciones.

2. Niyamas, que se refieren a normas prescriptivas, a 5 preceptos que se deberían observar.

3. Asana (postura), con sus requisitos de estabilidad física y comodidad mental.

4. Pranayama, que hace referencia al control y expansión de la energía vital.

5. Pratyahara, se refiere a la retracción de los sentidos.

6. Dharana (concentración) que significa educar a nuestra mente para evitar su dispersión.

7. Dhyana (meditación)

8. Samadhi, que es un estado superior de conciencia.

Es este proceso el que deberá seguir aquel que quiera recorrer el camino espiritual.

Los dos primeros estadíos, lo que se debe evitar y lo que se debe hacer, constituyen los principios fundamentales sobre los cuales se sustentará nuestra práctica.

Es decir que el Yoga nos proporciona una linea general de conducta hacia los demás y hacia nosotros mismos.

Podríamos decir que estos principios universales y preceptos individuales, conforman un código ético de conducta.

Los principios universales, son abstenciones de: causar daño, mentir, robar, dilapidar nuestra energía, de aceptar lo que no es necesario.

Los preceptos individuales, son observancias de: pureza, contentamiento, disciplina, estudio-reflexión- aprendizaje acerca de sí mismo, renuncia al fruto de nuestras acciones.

El propósito de la postura en vistas a la meditación, consiste en capacitar al practicante para que pueda suspender los movimientos de su cuerpo, los cuales son la causa de la inquietud de su alma.

El alma identificada con el cuerpo inquieto se olvida de su naturaleza, que es de serenidad infinita, entonces para guiarla desde de la inquietud hasta la serenidad, es preciso mantener una postura en la cual el cuerpo permanezca inmóvil.

En postura, la columna vertebral erguida permite que a través de ella fluya libremente la energía vital y la conciencia, desde los centros inferiores de los sentidos, hacia los mas elevados centros cerebrales de realización espiritual.

Durante el proceso, debemos concentrarnos en el propósito de cada una de las diferentes técnicas y no quedar atrapados sólo en la práctica de la postura y además olvidando su propósito. El cual consiste en ayudarnos a alcanzar la liberación de nuestra mente y por consiguiente de nuestra alma.

Podemos definir al Asana como una postura cómoda, donde el cuerpo está firmemente establecido pero completamente relajado, con la columna vertebral erguida y la mente serena.

(Tomando esta publicación como punto de partida, le seguirán 10 publicaciones, cada una de las cuales abordará cada uno de los principios individuales y preceptos universales, y su aplicación durante la práctica de las Posturas de Yoga).

A modo introductorio diremos que este código ético de conducta, nos proporciona la manera en que no sólo podemos construir una mejor relación con el mundo que nos rodea, sino también con nosotros mismos.

Es lo que sustenta nuestro crecimiento espiritual, son los principios fundamentales sobre los que deberíamos basar todas nuestras acciones, incluyendo nuestra práctica de Posturas, para que ésta sea fructífera.

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